domingo, 9 de octubre de 2011

Mi abuelo.


Mi abuelo no se puede decir que fuese muy cariñoso,él no era de esos abuelos que te cogen y te estrujan, mas bien era de esos que les gustaba una buena charla contigo, de esos que te estudian, y te analizan, que no suelen dar puntada sin hilo.

Mi abuelo me enseño a jugar al billar, a las damas y a cuestionarme las cosas, a pensar, a no dar nada por hecho y a ir contracorriente si hacia falta. Él era un comunista convencido que por desgracia tuvo que ver caer el comunismo, toda una vida defendiendo una forma de ver la vida que se desmorona ante tus ojos.

Mi abuelo me contaba orgulloso como había sido alistado en el ejercito francés pero que NUNCA JAMÁS había disparado un arma contra los alemanes,¿Por qué tenia yo que disparar a una persona que no conocía y no me había hecho ningún mal? Me decía... Cosas que siempre me hicieron reflexionar.

Tras la guerra junto con mi abuela se fueron a vivir "la campagne" a un pueblecito, él era carpintero y mi abuela me contaba que se frotaba las manos siempre que alguno del pueblo la palmaba, había que hacer el ataúd, mi abuela ya estaba contando el dinero, tenia que pagar muchas facturas, dar de comer a sus hijos y esas cosas, mi abuelo siempre estuvo mas interesado en temas más filosóficos y políticos que en el "sucio" dinero.

En fin, el tema es que antes de hacer el ataúd había que ir a casa del difunto a medir al "fiambre" para una vez en el taller ponerse manos a la obra.

Me comentaba mi abuela, que alguna vez se habían equivocado en las medidas, y había que apretar un poco al vecino fallecido dentro de la caja.

Se subían en su sidecar rojo, donde en un lateral, en bonitas letras cursivas ponía, Vladimir Ilich "Lenin". Mi abuelo al mando, mi abuela en el lugar del copiloto y el ataúd.

A mi abuela no le gustaba mucho el sidecar, ella que siempre iba muy bien peinada, y maquillada, con sus tacones y su falda plisada, el sidecar digamos que era muy incomodo para ella, sobre todo cuando mi abuelo escupía y se había tenido que recibir algún que otro escupitajo...

Cuando mi madre cumplió 18 años mis abuelos se divorciaron, pero se reunían cada navidad para comer, mi abuela era más de derechas que Le Pen y mi abuelo nunca cambió, mas rojo que Carrillo, las batallas en la mesa eran épicas y se repetían año tras año. Mi abuela que tenia la sangre caliente siempre empezaba la batalla, (y se ensañaba con él, caída del muro, etc..)pero mi abuelo, mucho mas reflexivo y tranquilo conseguía mas o menos no salirse de sus casillas mientras a mi abuela le salía humo por las orejas...

Recuerdo una vez que mi abuelo vino a pasar 2 semanas a nuestra casa, recuerdo una vez que sentados en la mesa contesté mal pornosequé, yo debia tener 7 u 8 años, seguramente por que no quería comer, recuerdo que mi abuelo me cruzó la cara literalmente, (fue la primera y ultima vez que me tocó). Recuerdo que después de una hora mi madre me obligó a entrar en su habitación para pedirle perdón por mi contestación. Recuerdo que cuando entré en su habitación me encontré a mi abuelo, tumbado en la cama, boca abajo, llorando desconsoladamente como un niño pequeño en su cama... nunca olvidaré como lloraba mi abuelo...

1 comentario:

Ferran dijo...

Fallaron los hombres, no la ideología.

El hijo del comunista.