sábado, 7 de marzo de 2015

Mantequeria Maravillas


Soy hijo y nieto de tenderos, de comerciantes, mi abuelo Emilio abrió este negocio en 1957, entonces era un Colmado, el Colmado Maravillas, ahí se vendían, lentejas,  leche fresca, huevos, pan de pueblo, salazones, licores, lejía y un sinfín de productos que no os podéis ni imaginar.
Mi abuelo murió en 1973, demasiado joven, se cayó de la escalera cuando estaba reponiendo las latas de sardina en escabeche, se dio con la cabeza en el mármol del mostrador y cayó fulminado. Mi padre cogió el relevo y le dio un cambio al negocio se pasó a llamar Mantequerias Maravillas, se dedicó más a los embutidos, chacinas, vinos, licores y quesos, poco a poco fue comprando cada vez mejores productos y se hizo con una clientela cada vez más selecta.
El negocio estaba en una calle que daba con la Gran Vía en pleno centro, la localización era muy buena, teníamos tanto a turistas como a un vecindario de clase social alta que se pirraba por probar los primeros Foie Gras, el Dom Perignon y las angulas.
Yo crecí rodeado de delicatesen, entre cajas de Vega Sicilia, Jamón Joselito, Espárragos cojonudos, Aceite de Oliva Virgen Extra, nos llegaban las fresitas del bosque, los primero kiwis, las alcachofas de Tudela, tenía al alcance de mi mano los mejores productos del mercado español.
Pero a partir de los 12 años, hubo un producto que me hipnotizó poco a poco, me refiero al QUESO, en aquella época disfrutaba con los quesos manchegos, desde los más suaves hasta los más secos, también los cremosos, los quesos frescos, llegaron los primeros Camembert, Brie y los primeros quesos de Cabra, el Roquefort, el Parmesano.  Yo pasaba horas y horas rodeado de ellos, tocando, oliendo, probando, leyendo, con 16 años era ya un mini experto en el mundo de los quesos. Sabía todo sobre los quesos españoles que dicho sea de paso, eran muy poquitos en aquella época.
Enseguida empecé a trabajar en la tienda, los estudios no me interesaban demasiado, prefería estar detrás del mostrador, atendiendo a las clientas, y sobre todo poder hablar sobre el queso, nuestros clientes entraban con una idea y se marchaban con la bolsa repleta de quesos, yo les preparaba mini tablas de quesos para que los fines de semana pudiesen disfrutarlos con sus amigos. Mi padre no me decía nada ya que veía que la cuenta les iba subiendo cada vez más, solo me reñía cuando veía que me enrollaba demasiado y que la báscula no funcionaba.
Me tocaba bastante los cojones servir jamón york, mortadela, chorizo, tenía que ponerme guantes ya que cada vez me daba más asco tocar los embutidos… me apestaban las manos. Aunque lo que más odiaba era vender quesos en barra de esos que llaman para Sándwich, tendrían que prohibirlos, eso es una aberración.
Con 18 años ya estaba totalmente volcado en el fascinante mundo del QUESO. Necesitaba un coche, me saqué el carnet de conducir y me compré un Renault de segunda mano.
Los sábados por la tarde en cuanto cerraba la tienda me iba a descubrir alguna zona donde se producen quesos, descubrí los quesos hechos en Grazalema, en la sierra de Cadiz hechos con leche de cabra payoya, en Asturias conocí el Cabrales, el Afuega’l pitu y La Peral, en Cantabria me quedé sorprendido con los Quesucos de Liébana, los Quesos de Nata y el Queso de Áliva con ahumado característico. En Cataluña viaje hasta el Pallars Sobirà para conocer el Tou de Til.lers y muchos más, el Tupí en la Valle de Aran, el de la Garrotxa y el Mató, en Extremadura la Torta del Casar y el de los Ibores, en Navarra el Roncal, en el Pais Vasco el Idiazábal y en Murcia el Queso al Vino.
Me convertí en un auténtico experto en quesos Españoles, mis amigos eran los productores de quesos y conocía pastores por toda la península, incluso conocía el nombre de la mayoría de sus perros. Lo tenía todo por escrito, por las noches hacia fichas de cada uno de los sitios visitados, con fotografías de los prados y de las queserías, nombre de sus propietarios y catas actualizadas de todos sus quesos.
Por supuesto que nunca tuve novia, no tenía tiempo para eso, nunca me interesó ese tema, estaba demasiado ocupado en “mis cosas”.
Conseguí jubilar a mi padre que de vez en cuando venía a echarme una mano pero ahora con mi supervisión, y transformé el negocio en una Quesería, desterré de ella todo producto que no fuera láctico y por supuesto también todo producto industrial, ya sabéis a que me refiero… no?
Me quedé solo en la tienda prácticamente vivía ahí, poco a poco fui reinvirtiendo el dinero que ganaba en ella, construí una bodega climatizada y cada vez tenía más y mejores quesos. Mis viajes de fin de semana y mis vacaciones como  adivinareis eran a Europa, principalmente a Francia, descubrí Francia, me volví loco.  Me obsesioné por conocer todas las regiones y el mayor número de quesos, el coche iba cargado de neveras portátiles y volvía con un cargamento que realmente daba miedo.
Una vez me paró una patrulla de la Guardia Civil y ví a uno de los agentes acercarse al coche tapándose la nariz, decía que olía mal… INCULTO… por suerte para mí me dejo marchar solo por no soportar el fabuloso aroma que emanaba de mi coche.
Entendí el queso, sabía perfectamente cómo se hacía cuales eran todos los procesos que sucedían en su elaboración.
Al cabo de 2 años cuando la tienda ya estaba bien equipada le incorporé una zona de degustación, nada, 4 mesitas donde poder disfrutar sirviendo mis quesos a mis amigos y clientes, tenia verdaderos fans que venían cada semana para probar las novedades que me traía de mis viajes por Francia. A esa zona la llamé FRANCHEESE, un juego de palabras entre Franchise (Franquicia en Frances), algo que nunca seria y Cheese Queso en inglés...
La mayoría de las veces la experiencia fue satisfactoria aunque he de reconocer que alguna que otra vez eché a patadas a algún que otro ignorante que venía pidiéndome una ensalada con queso de cabra gratinado, o ese Manchego semi INMUNDO que no quiero ni nombrar, entonces yo perdía el oremus y directamente les invitaba a dejar la mesa libre para que alguien con mas paladar que ellos pudiera disfrutar con mi trabajo.
La situación de los quesos en Francia y en España es diametralmente opuesta, si bien en Francia cada día hay más y mejores quesos, en España la realidad es que mis amigos productores no pueden con la cantidad de impuestos, trabas y normas que se le imponen, incluso se está hablando de PROHIBIR LOS QUESOS CON  CRUDA!!!!! os imagináis que sacrilegio supondría eso para los pequeños productores?.
Todas estas leyes y normas fueron promovidas por la industria quesera que seguro que untó a algún ministro o vaya usted a saber...
Las multinacionales del queso, están arrasando, publicidad en televisión a todas horas, cada vez "fabrican" quesos mas insípidos, con presentaciones más atractivas para los niños y precios más bajos.
Con todos estos factores muchos de mis amigos están dejando de "elaborar" quesos artesanos, por supuesto que se niegan a pasteurizar la leche, sus quesos son más caros, y con sabores más fuertes, con más personalidad, olores a moho, a establo, quesos ácidos, con ceniza no son del agrado de la chusma y este año ya hay varios amigos que han desistido. La mayoría han vendido sus cabras y ovejas para venderlas como carne y se han buscado la vida en la ciudad.
He escrito cartas a los periódicos, al Ministro de Agricultura, a revistas de Gastronomía y nadie me ha contestado.
Un autentico drama que parece que no le importa a nadie salvo a los afectados y a mí. Mis clientes no se quejan ya que ellos siguen disfrutando con los Comté, St, Marcelin, Stilton, Valencay, Parmegiano Regiano y los cientos de quesos extranjeros que tengo en la tienda.
Gran parte de la culpa de este drama la tiene "Quesos artesanos de España", una multinacional que tiene la desfachatez de llamarse así cuando hace la mayor parte de quesos horrorosos que se ven en TV y que se venden por miles y miles. Estos son los que han untado a nuestros políticos corruptos y que han, o están consiguiendo quedarse con la mayor parte del pastel del queso en España. 
Fabrican quesos de untar "para la merienda", quesos en Lonchas, (a cual peor)... Cuñas de Manchego insípido ya precortado listo para comer, (una autentica bazofia), quesos rayados para pasta, salsas preparadas para mezclar con la pasta y nosecuantas porquerías mas...
He estado dándole muchas vueltas al asunto,  y creo que no me puedo quedar cruzado de brazos, el QUESO ARTESANO me ha dado todo lo que soy, y me ha dado demasiada felicidad y placer para que yo ahora no le dé yo algo de mi parte.
Llevo 2 semanas prácticamente sin dormir y lo tengo claro, voy a cometer un acto terrorista, voy a volar la fábrica que tienen en Asturias. Durante estas noches de insomnio he estado visionando videos para la fabricación de bombas caseras, os sorprendería la cantidad de información que hay en Internet y lo fácil que es... 
Pólvora, Gasolina, Permanganato de Potasio, Mecha, y Nitrato de Potasio para hacer mucho humo y crear confusión son elementos fáciles de conseguir, no necesitas presentar tu DNI, y se encuentran al alcance de la mano.
En pocos días ya he conseguido reunir todo lo necesario y he fabricado una bomba enorme que llevaré en el maletero de mi coche. 
El plan es bien sencillo, he concertado una visita para la semana que viene, con la excusa de la tienda me abren las puertas, igual se piensan que les voy a comprar... He conseguido los planos y voy a colocar el coche cerca uno de los pilares de la fábrica, la bomba explosionará a las 15h00 justo en el momento que deba dejar la fábrica y cuando la mayoría de trabajadores hayan marchado, es posible que yo también muera en el atentando, he preparado un video reconociendo la autoría y explicando los motivos, que saldrá a la luz en 3 días si yo no lo evito antes. Mi muerte, si es que así sucede será un pequeño pago 
 Ha pasado una semana y hoy por fin es el día en que se va a hacer justicia, no he abierto la tienda, me he despedido de ella.
Durante esta semana me ha dado tiempo de hacer la bomba más y mas grande, pesa 285 kilos, es enorme y creo que si lo hago bien, todo saltará por los aires.
Me ha citado un tal Juan Alberto a las 11h30, es el encargado de comunicación de "Quesos artesanos de España". A la hora convenida llego con mi coche a la "fabrica" cargado hasta arriba, aparco justo donde había pensado, tenía una plaza libre esperándome, debe ser una señal, pienso... todo saldrá bien...
Me recibe el tal Juan Alberto con una bata blanca, un ridículo gorro de papel y unas ridículas bolsas de plástico en sus zapatos. Me hace disfrazarme como él, me miro en el espejo y me dan ganas de llorar, me explica que todo eso es para asegurar que no contaminemos la zona de elaboración. Pensé en todas las queserías que he visitado llenas de verdad, de olor y de sabor... en fin... patético.
Paso 3 horas con Juan Alberto visitando la puta fábrica, me enseña todos los secretos de su elaboración, al queso se le añaden saborizantes, texturizantes, colorantes, la leche proviene de toda Europa, (tienen la fabrica en Asturias por una cuestión de imagen, pensé…), leches de animales en cautividad, maltratados y de una calidad pésima. 
Me explica la importancia que tiene el packaging, la marca, las tendencias actuales, yo mientras tanto no me puedo creer todo lo que me está contando...
Finalmente me enseña sus números, su volumen de venta y su proyección el mundo y su estrategia de implantación, ahí ya me quiero morir, resulta que la fábrica de Asturias es como un escaparate, están fabricando queso en Marruecos, en Perú y en China, China es su próximo objetivo, se han propuesto vender rollitos de queso insípido a los chinos. El queso que sirven las cadenas americanas es suyo y su progresión año a año es impresionante. No saben dónde estará su techo, calculan que en 6 años algún producto suyo se podrá consumir en cualquier rincón del planeta.
Mi corazón me da un vuelco y pregunto por el lavabo, entro, cierro con llave y lloro como un niño, me doy cuenta de lo pequeño que soy, de que esta es una batalla perdida y de que es solo cuestión de tiempo. Sigo llorando... miro mi reloj, son las 14h45, solo faltan 15 minutos para que mi bomba estalle.
Vuelvo con Juan Alberto, y nos despedimos, tengo tiempo suficiente de marcharme de ahí pero mi instinto me obliga a ir hacia el coche.
Miro mi reloj, solo quedan 4 minutos, el coche está aparcado justo delante de la recepción, donde hay una enorme cristalera con el logotipo de la compañía.
Me quedo en el coche, mis ojos se vuelven a empañar, no puedo dejar de llorar, miro mi reloj solo queda un minuto, me limpio las lágrimas.
Enciendo el coche, pongo la marcha atrás y me pongo justo en frente de la recepción, sigo llorando. Pongo primera y piso gas a fondo, el coche atraviesa el cristal y golpea contra la gran pared blanca con el logotipo. Y... explosiona...

Fin.