viernes, 25 de septiembre de 2015

Recuerdos gastronómicos de infancia 1. El Petit Suisse de Mamie.

Tengo el blog totalmente abandonado, un verano digamos un tanto movido me ha ocupado en cuerpo y alma, me he propuesto volver a escribir mis cositas. 

El Petit Suisse y todo el resto en casa de Mamie.



Uno de los primeros recuerdos gastronómicos que tengo es el de mi abuela en la cocina de su casa en Burdeos sirviéndome un Petit Suisse de esos que eran naturales sin azúcar, se desmoldaban en el plato y se les quitaba un papel que los rodeaba, imagino que eso denota una cierta edad.

Mi abuela, (Mamie) siempre me echaba mucho mas azúcar que mi madre, decía que si no no era bueno, también nos daba un Mon Cherie cuando ya estábamos acostados con los dientes lavados a escondidas de mi madre, la putada es que el Mon Cherie tiene ese papel tipo celofán que hacia mucho ruido… mi madre siempre nos descubría… pero demasiado tarde, el bombón ya estaba en la boca…

Mamie nos hacia un chocolate con leche que era una autentica pasada, nada que ver con esos que sirven que son espesos y calientes, sin ningún sabor a Chocolate. El de Mamie tenia tanto chocolate negro como leche, una autentica delicia, no he probado nunca otro igual.

El Pollo al horno era de matricula de honor, asado lentamente, cada poco tiempo se acercaba a su cocina, abría la puerta e iba regando el pollo con el jugo que iba soltando, crujiente por fuera, jugoso por dentro, y aparte una salsera con ese jugo que era una autentica joya.
Lo acompañaba con patatas fritas, bueno, todo lo acompañaba con patatas fritas ya que cada dia nos preguntaba que si queríamos y Romain y yo, contestábamos al unísono SIIIIII, pobre mujer… la de toneladas de patatas que le habremos hecho cargar, pelar, pochar y freir. Eso sí eran GENIALES, las mejores que he comido en mi vida, confitadas a fuego lento, cortadas con un cuchillo pequeño y de manera muy desigual, habían grandes y pequeñas acabadas en punta, de manera que los bordes eran crujientes y en medio eran muy muy tiernas… Creo que si me concedieran tres deseos uno seria un gran plato de patatas fritas de Mamie.

Habían mas cosas que nunca faltaban, como los aguacates con vinagreta, los camarones, las ostras, y los steack hachés, (como una hamburguesa pero de lujo), se hacia picar delante de ella el trozo de carne que mas le gustaba, y lo servía con unas chalotas picadas por encima, me parece todavia oirla decir, Venga venga… a la mesa que se enfria… y por supuesto la guarnicion no hace falta que os diga cual era.

Tampoco faltaba nunca en la mesa unos cuantos quesos y una ensalada verde para acompañar que siempre comíamos al finalizar la comida. Ah y los “eclair au chocolat”…

Mamie era feliz viendonos comer y acabar todo el plato y por supuesto alabando la comida cosa que Mamá nos recordaba siempre.

Jamás jamás jamás tomé un vaso de agua clara en su casa, decía que el agua era mala y había que darle un poquito de color, unas gotitas de vino rosado bastaban para convertir algo tan malo como el agua, en una bebida para poder comer. Recuerdo siempre a mi madre decirle: Vale, vale, vale… cuando Mamie nos servia el vino. A nosotros nos hacia siempre mucha gracia.


Recuerdos gastronómicos que van mas allá de la comida,