jueves, 26 de enero de 2012

Historias veridicas o no... en un restaurante. 1. Las Anguilas.

Inicio hoy aquí unos relatos veridicos o no, (este lo es, os lo aseguró) que publiqué en un foro allá por el 2002. Por eso encontrareis referencias al Hotel nH donde trabajabamos antes. Espero que os gusten.





Tras un buen All i Pebre en Casa Salvador, Ana y yo encargamos una anguila en nuestro pescadero habitual en Cambrils, en fin que el viernes nos lo traen, (al hotel) al bichito en una malla, enroscadito él..., bueno no se como cojones pero soy yo el encargado de trocearlo para el All i Pebre, pues bueno, corto la malla y el puto bicho, empieza a retorcerse por la mesa como una serpiente a una velocidad de miedo, las cuatro chicas de la cocina se ponen a gritar como locas, yo reacciono cogiendo la media luna, (o sea un cuchillazo del 15) y me pongo a dar hachazos a diestro y siniestro sobre la mesa de la cocina donde la puta serpiente no para de deslizarse como si supiera el cruel destino que le espera... el primer golpe de cuchillo fallo, le doy a un metro, el segundo la rozo, y el tercero le doy en la cabeza, pero no demasiado fuerte, empieza a sangrar..., y no para de moverse, a todo esto todo Dios gritando, yo el primero..., el bicho retorciéndose como si nada, y yo como si de un psycokiller se tratase empiezo a asestar hachazos, y de los muchos que doy no acierto casi ninguno, bueno, alguno si... pero el bicho se queda ahí, sobre la mesa ensangrentado sin parar de moverse, yo me retiro asqueado, las chicas siguen gritando, yo casi vomito... y el bicho retorciéndose... tras la bronca que me echan logro empujarla hasta la fregadera, y me retiro, el panorama es desolador, imagináoslo...
Al cabo de una buen rato, 15 minutos o así, me reclaman para ver como esta el bicho, Y EL MUY ... AHÍ SIGUE MOVIÉNDOSE, ya no se que hacer, opción B, llamo a Toni, el chico de Mantenimiento del hotel y a cual Mc Giver le encargo acabar con el bicho, no recuerdo si finalmente es él o yo... pero al final cogemos una tijeras y le intentamos cortar la cabeza, sin conseguirlo del todo y para observar desconsoladamente como la cola sigue moviendo, como si de un puto alienígena se tratara, en fin increíble.

Cabreado llamo a la pescadería para pedir explicaciones y ayuda, me dicen (educadamente) que soy medio gilipollas, y que basta con meterla con la redecilla y todo al congelador y en media hora solucionado el problemita, la anguila se muere sin ningún estropicio...
Ya sabéis lo que tenéis que hacer si algún día compráis una anguila viva, yo dudo que la vuelva a comprar nunca jamás, aunque no rechazaría ninguna invitación para compartir un buen All i Pebre y lo que se ponga por delante, lo cortés no quita lo valiente, (bueno lo cobarde habría que decir en este caso).

Sobra decir que nunca hicimos un All i Pebre con el animalito, lo troceamos, lo envasamos al vacío y se quedo en el congelador ahí olvidado, yo no tengo tripas pa cocinarlo...
Espero que no os corte el apetito o la digestión con esta bonita historia que mas parece una escena de una peli de Alex de la Iglesia, pero os juro que no exagero nada y que todo sucedió tal y como lo cuento.

Ya veis que nada tiene que ver esto con vino, pero bueno... pensé que a alguien le haría gracia, y seguro que a alguien no le hará ni pizca de gracia, pero bueno, que se le va a hacer, como diría aquel: así son las cosas, y así se las hemos contado...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo has descrito tan bien que parece una película.....puff yo tampoco la habría cocinado....una vez compré unos langostinos que me dijeron estaban fresquísimos y cuando los puse en la plancha saltaron para todos los lados, al final tuve que ponerles un plato con un peso encima para que no se fueran.....puff.
Lo dicho muy buena la historia y la enseñanza....
T. León

Jordi V dijo...

Buen amigo mío, esta bonita historia me recuerda cual chocheo del Abuelo Cebolleta la vez que hice caracoles (vivos, of course) a la llauna en mi casa. Nunca Mais. Pero nunca mais de los jamaises. O las luchas ciclópeas contra bogavantes que defendían su vida contra mi determinación de mandarlos a trozos al arroz.
Se le quitan las ganas a uno, macho...
Aunque hay que hacer notar al sr pescadero que una vez intenté sacrificar un pez en el congelador, y el pobre bicho se quedó pegado a la superficie del aparato, como en la peli Dos Tontos Muy Tontos, pero el tonto era uno: YO

Anónimo dijo...

Deberias aprender de los abuelos que son muy sabios, yo soy del delta del ebro donde como sabrás son muy tipicos los platos con anguila y allí mi abuela tenia una tabla de madera con un clavo largo en una punta de la tabla (clavado de manera que sobresalía la punta del clavo) y cogia la anguila le clavaba la cabeza al clavo para que no se escurriera y así podia limpiarla sin dificultad aunque estuviera viva. Ya sabes la próxima vez estate preparado